Impetuoso, atrevido, quizá un poco arrogante. No es para menos. Tienes entre 18 y 25 años y tu recién adquirido carné de conducir te pide marcha. Necesitas un volante entre las manos. Un volante es sinónimo de independencia, y por tanto de atractivo. Atractivo para tus colegas, atractivo para l@s chic@s, atractivo para todos... ¿Para todos? No, hay quien no te querrá ver de cerca: las aseguradoras.
Sí, entre todos los mitos que rodean a los seguros de coche para jóvenes hay uno que es totalmente cierto. El seguro de coche es obligatorio y las aseguradoras, que son quienes te lo tienen que proporcionar, se pondrán remolonas a la hora de hacerlo. No las culpes, debes entender que en este sistema en el que vivimos, nadie es una hermanita de la caridad, y las estadísticas dicen que la inexperiencia sale cara.
¿Por qué? Hay una palabra que lo determina todo: siniestralidad. Los datos demuestran que ese ímpetu, ese atrevimiento y esa inexperiencia propias de la juventud están estrechamente ligadas con un mayor número de incidentes en la carretera y, por tanto, con mayores gastos para las aseguradoras. Así que aunque jures y perjures que a ti no te va a pasar nada y que conduces perfectamente, eres un riesgo para la compañía y te toca pagar la novatada.
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